domingo, 3 de abril de 2011

modelado

Cuando en un supermercado el cajero o cajera va leyendo los códigos de barras de cada uno de los productos que componen tu compra, está construyendo tu personalidad, desde cero, como suma de comportamientos publicitarios: "obsesionado por encontrarse saludable cada mañana", "le gusta sentir el pecado en cada mordisco de chocolate", "disfruta con la fruta sana y divertida", "se siente bien al oler su ropa recién lavada con jabón de Marsella", "su detergente habitual no lo cambia por nada". Y, cuando las puertas automáticas se abren, han detectado a un ser amorfo, simple y ridículo, a punto de salir a la calle.

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